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Fue la primavera del 2010 y estaba enamorado. La chica que había robado mi corazón tenia una Gibson Les Paul a la medida 2006. Nos habíamos conocido en la ciudad de los Angeles en mi cumpleaños 25. Ella quería ir a casa conmigo, y me di cuenta que esto sería más que una aventura de una noche. Esto era amor — no mi primero — pero el último de una larga línea de cuerdas rotas y humbuckers. Nuestro amor fue electrico. Ella canto para mi, y supe que su nombre era Betty.
Había estado en el camino con mi banda, 100 Monkeys, haciendo shows a traves de Norte América. En esta parte del tour, estabamos interpretando dive bars and juke joints, en caravana con un pequeño remolque seguido por una vieja camioneta Ford, seguido por un pequeño Scion xB blanco. No era lujoso por cualquier medio, pero fuimos capaces de conectar con nuestras fans en un nivel personal.
El fin del tour llevo a 100 Monkeys de regreso a casa en el estado de California, a San Francisco especificamente. Teníamos un día para explorar la ciudad, pero lo gastamos en un sórdido ensayo en el espacio cerca de los pilares principales en la parte industrial de la ciudad. Estuvimos escribiendo nuevas canciones para nuestro regreso a Los Angeles en preparación para nuestro nuevo album, Liquid Zoo. Después de todo, la música era el por qué estábamos allí, y ya habíamos manejado por el famoso Haight-Ashbury,ahora hogar de un Gap. Hemos preferido seguir tocando en vez de hacer turismo.
Después de ensayar, comenzamos a descargar de una manera bastante desordenada — bromeando, bebiendo cervezas y pasar de nuevo los instrumentos y equipo, que se alinearon a lo largo de una luz tenue, en un callejon de una via. Yo estaba tarareando la letra de la todavía a medio escribir canción “Prayer,” mientrar dirigia a nuestro manager del tour mientras retrocedía la camioneta-remolque a través de la estrecha calle. A pesar de que estaba en una noche de “Vigilancia” (admito) que perdi de vista nuestros preciosos instrumentos y equipo.Pronto aprendi a no cometer este error de nuevo. Mi Amada Betty se había ido.
Estaba en pánico, mis sentidos en alerta por completo. Podía saborear la sal en el aire de San Francisco, contaminado dioxido de carbono dulce y pegajoso, y mi propio miedo. Podía oler la bahía,a miles de distancia , que bañan la costa como un emocionado Jack Russell terrier. Entonces, desde el rabillo de mi ojo, vi una sombra. Me gire: “Hey!” Una exclamación singular que significa: “Tu hijo de perra! Esa es mi guitarra! Trae tu trasero aquí antes de que corte tus dedos pegajosos y los meta tan profundamente dentro de cada orificio conocido que tus padres que viajar en el tiempo y desearan no haber consumado ese momento de lujuria hace años cuando no eras más que un esperma nadando en el testículo izquierdo de tu padre!”
La figura sombria comenzo a correr, y yo también lo hice.
Hay momentos que siempre recordaras, y hay momentos cuando tu despiertas volando por los aires en una furia de justa ira e indignación, donde los cuerpos físicos impactan como cometas en el cosmos, explotando con el contacto, cada uno sobre el otro luchando por un estuche de guitarra recién pintado conteniendo un objeto durmiente de ébano, mahogany y yo estabamos sangrando, nuestros corazones latiendo. Derribe a la sombra y se balanceo de nuevo, salvaje con codos y puñetazos. Mis manos folpearon el concreto para amortiguar la caída. Me aferré a la funda de la guitarra en medio de las contorsiones y nuestros balanceados, como la sangre empezó a fluir de mi templo. De repente, la sombra se había ido. Comence a respirar de nuevo.Estaba solo con mi amor en mis brazos.
Fuente PaperMag / Via JRathboneFB
Via PattyStewBoneCity | Traducción MundoCrepMex
via: diariotwilight
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